El amor en los tiempos del cólera
Publicada en 1985, esta novela de Gabriel García Márquez consagrada al amor se inicia con dos muertes: la de Jeremiah de Saint-Amour, un refugiado antillano inválido de guerra, y la del doctor Juvenal Urbino, el cual, al regresar del domicilio de su amigo suicida, muere de una caída en el intento de recuperar un loro huido que se había refugiado en el mango del patio de su casa. "Sólo Dios sabe cuánto te quise", tiene apenas tiempo de decirle el doctor Urbino a Fermina Daza, su mujer; la misma a quien un rato después Florentino Ariza, uno de los asistentes al velorio, le dirá: "Fermina: he esperado esta ocasión durante más de medio siglo, para repetir una vez más el juramento de mi fidelidad eterna y mi amor para siempre".
A lo largo de estas trescientas páginas asistimos, en
gran parte, a la "educación sentimental" de Florentino Ariza,
enamorado desde la adolescencia de Fermina Daza, con quien apenas cruzaba palabra;
sin embargo, mantenía con ella una muy nutrida y apasionada correspondencia. A
la vuelta de un viaje por el interior impuesto por su padre (que quería
apartarla de su enamorado), Fermina Daza se da cuenta repentinamente de que
Florentino Ariza no es el hombre que puede hacerla feliz y lo rechaza,
casándose con el doctor Urbino, a quien desdeñaba en un principio. Aunque
relativamente feliz, Fermina Daza no tardará en darse cuenta de su
equivocación; ha repudiado al hombre que quería y, llevada por un extraño
destino, se ha entregado al que no quiere.
Mientras esto ocurre, el cólera hace estragos y se
suceden las guerras entre liberales y conservadores, sin que por ello se
resienta demasiado la vida de la ciudad caribeña. Florentino Ariza, a pesar de
seguir queriendo a Fermina, va pasando de mujer en mujer, de aventura en
aventura, al tiempo que escala puestos en la compañía familiar de navegación
fluvial, de la cual acabará siendo presidente.
Muerto el doctor Urbino, y de nuevo
rechazado por Fermina Daza, Florentino Ariza volverá, como ya hizo en la
adolescencia, a escribirle, a conquistarla poco a poco con su verbo apasionado,
hasta lograr congraciarse con su antiguo amor. Finalmente, Fermina Daza acepta
efectuar un viaje por el río Magdalena en uno de los barcos de la compañía, sin
saber, hasta el último momento, que Florentino Ariza la acompañará.
Será en el río Magdalena donde Florentino y Fermina, que
pasan ya de los setenta, se entregarán a su amor, con tanto apasionamiento que,
para librarse de testigos y permanecer a solas en el barco, Florentino Ariza
manda enarbolar la bandera amarilla del cólera en el viaje de vuelta, y una vez
llegados a la desembocadura, y por lo tanto a la ciudad, vuelven a remontar el
río; un Magdalena muerto debido a la tala excesiva de la selva, por el que
bajan cadáveres con un tiro en la nuca o bien víctimas del cólera, pues los
tiempos del cólera no han quedado atrás, pese a los partes de las autoridades
sanitarias. Tampoco ha quedado atrás el amor, puesto que el amor es amor
"en cualquier tiempo y en cualquier parte, pero tanto más denso cuanto más
se acerca a la muerte".
Con visiones de muerte, que no consiguen sobreponerse al
amor, acaba como comenzó esta novela por la que cruzan muchos personajes,
aunque en ningún momento arrebatan a la pareja de amantes su protagonismo, que
sólo comparten con el doctor Urbino. Mucho más lineal que otras del mismo
autor, la poesía ya no nace de esos elementos mágicos que tanto abundan en la
narrativa de García Márquez, aunque tampoco falten algunos (la muñeca negra que
aumenta de tamaño, Florentino comiendo rosas), sino de la fuerza de su mismo
tema: el amor, protagonista absoluto de la obra, arropado, en ocasiones, por un
paisaje mucho más mágico de cuanto puedan serlo otros fenómenos y aconteceres
más sorprendentes y extraños.
PELÍCULA
Atte.
Mg. Edgar Zavaleta Portillo
Sub Dirección de Administración
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