Estructuras de la Mente: La Teoría de Las Inteligencias Múltiples
Howard
Gardner
En este nuevo prólogo a Estructuras de la mente (que reúne fragmentos del prefacio a la primera edición en rústica de 1985), persigo cinco propósitos: resumir los principales temas de Estructuras de la mente; situar la teoría de las I.M. dentro de la historia de los estudios acerca de la inteligencia; vincular Estructuras de la mente con mi obra más reciente; responder algunas de las principales objeciones que se han formulado en contra de la teoría de las I.M., y proyectar mi posible obra futura. Al final de este prólogo se proporcionan referencias bibliográficas de los materiales que no se abordan a fondo en el cuerpo del texto.
En la época
en que escribí Estructuras de la mente, no había considerado hasta qué
punto la mayoría de las personas mantienen dos suposiciones acerca de la
inteligencia: la primera, que se trata de una capacidad general, única, que
todo ser humano posee en mayor o menor medida; y que, sin importar cómo se
defina, puede medirse mediante instrumentos estándar, tales como las pruebas escritas.
Con el fin de ayudar a que los nuevos lectores se aproximen a la obra, y a que
se abandonen estas ideas que, aunque estén generalizadas son insostenibles, le
pediré a usted que lleve a cabo dos experimentos mentales.
En primer lugar, trate de olvidar que alguna vez oyó hablar del concepto de inteligencia como propiedad particular de la mente humana, o de ese instrumento denominado prueba de inteligencia, que supuestamente la mide de manera definitiva.
En segundo lugar, recorra mentalmente el mundo y piense en todos los papeles o "estados terminales" —profesionales y de pasatiempo— que han sido objeto de encomio para las culturas de distintas épocas. Piense, por ejemplo, en los cazadores, pescadores, labriegos, chamanes, líderes religiosos, psiquiatras, jefes militares, líderes sociales, atletas, artistas, músicos, poetas, padres de familia y científicos. Considere de cerca los tres estados terminales con los que empiezo Estructuras de la mente: el marinero puluwat, el estudiante del Corán y la compositora parisiense que trabaja en su computadora personal.
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