LIBRO: "EL CEREBRO Y LA EDUCACIÓN".
Autor: Jaime Lavados
Montes.
El propósito de este libro trata de explorar de qué manera los conocimientos neurobiológicos modernos relacionados con los dispositivos cerebrales de aprendizaje proporcionan, o pueden proporcionar, orientaciones más eficaces a los sistemas educativos y a las estrategias pedagógicas.
Por supuesto, esto no es nuevo. Desde muy antiguo se ha propuesto que lo que hoy llamamos procesos cerebro-mentales son un factor determinante en la adquisición de conocimientos y de habilidades, y, en consecuencia, en el desarrollo de conductas inteligentes. El Mennon, de Platón, escrito hace 2.400 años, aborda directamente esta cuestión. Desde entonces, innumerables filósofos y pensadores han abordado el problema del conocimiento (Aristóteles, Ockham, Locke, Hume, Descartes, Comte, Kant, Husserl, entre otros), a tal punto que la Epistemología ha llegado a ser un área esencial de cualquier sistema filosófico.
El segundo conjunto
de disciplinas que puede considerarse parte constituyente de la Neurobiología
del conocimiento está configurado por aquellas que, de un modo u otro, se
vinculan con la evolución de la vida y, más precisamente, con las teorías neo darwinianas.
Como sabemos, dichas teorías agregan a las hipótesis esenciales formuladas por
Charles Darwin al promediar el siglo XIX, posteriores avances fundamentales en
genética y evolución (Paleontología, por ejemplo), hasta llegar últimamente a
la completa descripción del genoma humano.
Actualmente hay
pocas discusiones sobre la existencia de una naturaleza humana fundada en la
dotación genética propia de nuestra especie, y que no solo determina el color
del pelo y de los ojos y las estructuras anátomo-funcionales y metabólicas de nuestros
cuerpos, sino también los dispositivos cerebrales que, activados por
experiencias significativas, generan y desarrollan las competencias mentales
necesarias para conocer y aprender.
Las evidencias paleontológicas sobre la evolución de la especie humana encontradas a partir de ancestros primates (tal como lo supuso Darwin), son hoy día abundantes y permiten disponer de un árbol evolutivo de los homínidos, cuyo origen se remonta a 6 o 7 millones de años y que, a través de sucesivas etapas, culmina en nuestra especie actual, el Homo sapiens sapiens. Naturalmente, esos avances hacen posible afirmar que nuestro cerebro y nuestras capacidades mentales también han evolucionado.
El impacto de la
moderna Teoría de la Evolución sobre la Neurobiología del conocimiento es
múltiple. Para los propósitos de este libro interesa solo destacar dos áreas de
dicha influencia. En primer lugar, los fundamentos genéticos de la maduración y
desarrollo del niño y del adolescente. Cuando Jean Piaget proponía las diversas
etapas de desarrollo de las competencias mentales del niño, y describía los
mecanismos que hacen posible su maduración (asimilación, acomodación, etc.),
sostenía que estaba trabajando con un nuevo concepto científico, que llamó
Epistemología genética. Aunque siempre se resistió a vincular sus propuestas
con la Neurofisiología de los procesos cerebrales, de hecho, lo estaba
haciendo, pese a que en su tiempo no existían los actuales conocimientos sobre plasticidad
cerebral y genética del desarrollo y del aprendizaje.
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